La Terapia Gestalt estaba pensada, inicialmente, como
terapia individual. Los inicios como terapia grupal se deben al entorno de
formación. En la Gestalt, los terapeutas en formación tienen que vivenciar un
proceso terapéutico como clientes/pacientes, y en este entorno nació lo que se
conoce como “terapia individual en grupo”. En ella se realiza una terapia
individual ante un grupo de personas, a efectos de demostración. Los asistentes
del grupo “acompañan” la terapia individual realizada en su presencia; son
observadores que apoyan y comentan el proceso con sus propios procesos de
formación y sus propias emociones. Con las preguntas y la participación de los
asistentes al final de la terapia, no es raro que surjan nuevos casos para
tratar con este sistema, ya que está demostrado que el proceso de un individuo
repercute y “mueve cosas” en los demás.
Dado el carácter holístico de la Gestalt, en la que se toma
en consideración el entorno del paciente, la terapia grupal establece un marco
de comunidad. En el grupo podemos descubrir también cómo nos movemos en
sociedad y es fiel reflejo de nuestra realidad fuera de la terapia.
En una terapia grupal surgen conflictos, hay empatía, los
temas nos resuenan. Podemos sentirnos movidos, tristes, acompañantes…, o al contrario,
desafiantes, enfadados… Considerando que gran parte de nuestras actuaciones en
sociedad son proyecciones de nuestras propias carencias y necesidades, en la
terapia grupal se evidencian y es un entorno perfecto para “sanar” aquellas
partes nuestras que nos obstaculizan la buena relación con el ambiente. La
propia capacidad de contacto con el exterior se refleja en el grupo, y se
genera una energía especial con situaciones que nos desvelan partes nuestras
desconocidas y que podemos luego profundizar en terapia individual.
La terapia grupal basada en el trabajo en sueños se fundamenta en este principio:
trabajamos en grupo con las emociones que surgen en uno u otro participante,
vemos los ecos que generan en los demás, trabajamos los sueños como puerta
al inconsciente.
Los sueños son una metáfora elaborada por nuestro
inconsciente sobre la situación en la que nos encontramos en este momento. Sin
embargo, el inconsciente no sabe lo que es el tiempo. Situaciones de la
infancia, irresueltas, son situaciones actuales para el inconsciente. La
Gestalt considera que estas situaciones irresueltas son una “cinrcunstancia inconclusa”
que debe cerrarse. Si en el proceso terapéutico logramos darnos cuenta y asumir
el origen de nuestro problema como una causa ajena a nosotros, habremos dado el
primer paso para “cerrar” esa Gestalt inconclusa, que entonces el inconsciente
dará por finalizada y dejará de “torturarnos”, por así decirlo, en nuestra vida
diaria.
Con el trabajo con sueños, la terapia grupal obtiene un
enfoque también más atractivo, por la profundidad que podemos alcanzar con los
obstáculos que nos impiden llevar una vida feliz.
En la terapia grupal nadie está obligado a nada. Todo
depende del nivel de compromiso de cada participante. Como terapeuta,
acompaño al grupo facilitando la interacción y guiando hacia el “darse cuenta”
sobre cómo nos movemos por el mundo. Y es el grupo mismo quien se
autogestiona.